Publicado en: mar, Ago 19th, 2014

A Guadalupe Loaeza le caen bien los diputados panistas… ¡por cachondos!

gobernadores-panistas-table¡Me encantan los diputados panistas por cachondos! Ellos sí que saben vivir el presente, el momento, saben disfrutar las fiestas «particulares» hasta sus últimas consecuencias.

No les importa si acaban en la madrugada, entre las sábanas o echadotes en unos camastros. Lo importante es que al otro día de la pachanga, estén bien lúcidos para sus plenarias, bien bañados y peinaditos para la foto, con cara de «yo no fui», tal como si hubieran pasado la noche muy a gusto en familia.

¡Me encantan los diputados panistas por despilfarradores, por auténticos y porque no les importa el qué dirán! ¿Hipócritas? ¡Para nada! Al contrario, se muestran como son, sin tapujos. El mismo Luis Alberto Villarreal escribió hace unos días en su tuiter: @Reporte_ Indigo efectivamente fue una reunión privada en horario no laboral. Dicha reunión no tiene relación con el GPPAN ni su plenaria. He allí un diputado panista transparente y bien sincero.

Sin duda, Luis Alberto Villarreal es el que más me simpatiza de todos los diputados panistas. Me gusta que le encante bailar con música tropical, así de lo más cool, con un brazo suelto. Además, Luis Alberto es un verdadero demócrata porque baila con quien sea, no le importa si la chica es una «teibolera» o si fue contratada en el «Taboo» de Puerto Vallarta o si de plano viene de un prostíbulo. Le da igual. Agarra parejo. Lo importante es que esté «buenona», que lleve la ropa bien ajustada y que use una microfalda como las que usa su amiga «Montana».

De hecho, a los diputados panistas los tiene sin cuidado que las escorts que contratan para ellos no sepan nada de política, ni que estén muy enteradas de su posición en su partido. Para ellos es mejor, porque en el fondo ya están hartos de hablar de política. Tienen derecho de airearse un poco. Trabajan tanto. Están tan comprometidos con el país, que una «canita al aire» no hace daño a nadie.

Lo que les gusta a los diputados panistas es que sus «damitas» sean bien cálidas, voluptuosas, que sepan moverse y que se mueran de la risa con sus chistes y sus ocurrencias. Ah, cómo se divierten estas muchachas con los diputados panistas, les caen a toda madre porque les gusta hacer carne asada, rentar súper suites de 3 mil 787 dólares al día y que les paguen una lanota, 5 mil pesos la noche.

Me encantan los diputados panistas porque en el fondo tienen alma naca. Hasta los que parecen muy «fresas» y se visten de una forma muy correcta, a la hora de la hora, les atrae la naquez. Seguramente muchos de ellos fueron educados en colegios de niños-bien, pero la política les abrió un mundo que no conocían, por eso en sus fiestas privadas, unos se desabotonan la camisa y se comportan como adolescentes ávidos de pecar.

¡Qué más da de dónde proviene el dinero de sus francachelas! Lo que importa es que se sientan vivos, que sean cómplices de sus escapadas y que canalicen un poco la presión de sus fundamentales obligaciones con la nación. Pobres diputados panistas, ahora resulta que para la opinión pública son unos sinvergüenzas de doble moral, cuando en realidad lo único que querían era divertirse sanamente.

No los juzguemos con tanta severidad. Quien esté libre de culpa que arroje la primera piedra…

(Extracto del comentario de Guadalupe Loaeza publicado por el diario Reforma)


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