Publicado en: jue, Sep 11th, 2014

Miguel Torruco, con buen paso al frente de la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México, afirma Gustavo Armenta

alcanzanGustavo Armenta señala que hasta el momento, el despacho de la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México ha sido ocupado por dos mujeres y cuatro hombres.

El primero fue un empresario, Agustín Arroyo (propietario del restaurante Mesón del Cid); le siguió una escritora, Julieta Campos (esposa de Enrique González Pedrero, ex gobernador priista de Tabasco), famosa por su libro ¿Qué hacemos con los pobres?, y de quien nunca se entendió porqué Andrés Manuel López Obrador la nombró en esa responsabilidad.

En su columna “Ciudad Abierta”, publicada por el diario El Financiero, Armenta dice que más tarde llegaron a la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México dos políticos perredistas: Alejandra Barrales, actual senadora por el Distrito Federal que alguna vez fue sobrecargo, y quien apenas duró poco más de un año en la secretaría, a la cual renunció para irse a dirigir el PRD capitalino; y Alejandro Rojas, primero en entender que desde ese despacho se podía hacer política y jalar las luces de los reflectores; desgraciadamente para él, cuando corría el proceso para elegir candidato del PRD a la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, afirmó desde Madrid que Miguel Ángel Mancera sería el ganador, lo que provocó el enojo de otra aspirante, Alejandra Barrales, su antecesora, quien presionó a Marcelo Ebrard para que Rojas saliera de su gabinete, y así fue.

Para cubrir el cargo durante los pocos meses que quedaban de su administración, Ebrard nombró a Carlos Mackinlay, el primer secretario de Turismo del Distrito Federal (DF) que sí sabía del tema, con una larga carrera en diversos puestos administrativos en el sector, y quien en realidad había manejado tras bambalinas esa dependencia cuando la señora Campos fungió como secretaria, pero quien se dedicó más a actividades culturales, porque de turismo no tenía mayor conocimiento.

Armenta señala que cuando Andrés Manuel López Obrador buscaba por segunda ocasión la presidencia de la República, dio a conocer quiénes formarían su gabinete en caso de ganar las elecciones y ahí apareció, para la Secretaría de Turismo, el nombre de Miguel Torruco Marqués, un experto en la materia, con una larga carrera de más de 40 años en la industria del turismo, en cargos gubernamentales a nivel federal, en la iniciativa privada y como dirigente gremial de agrupaciones turísticas.

Como sabemos, Manuel López Obrador perdió los comicios, pero Mancera sí ganó para el PRD la capital del país y designó titular de la Secretaría de Turismo del DF a Torruco.

Frente a sus cinco antecesores, dice Armenta, Torruco es quien ha llegado con el currículum de mayor peso y los méritos suficientes para ser secretario de Turismo, aunque hay quien dice que le ayudó ser consuegro de Carlos Slim (su hija María Elena está casada con Carlos Slim Jr.) y tener una larga y estrecha relación con Miguel Alemán y su familia. No sabemos si esto es cierto, pero digamos que, para efectos prácticos, todo suma y cuenta.

De familia de artistas e hijo de dos estrellas del cine nacional: María Elena Marqués y Miguel Torruco padre, Torruco hijo ama los reflectores y sabe manejarlos. Desde que llegó a su despacho en la Secretaría de Turismo de la Ciudad de México, señala Armenta, no dudó en afirmar abiertamente que él sería el mejor secretario de Turismo de la capital y puso manos a la obra.

Extrovertido y dicharachero, Torruco es un funcionario que a veces parece que habla más de lo que hace, pero la realidad es que en el año con siete meses que lleva en el cargo ha logrado lo que ningún otro. Ha sabido combinar su conocimiento de la materia y de cómo se mueven los hilos en la industria turística, para crear programas de todo tipo, incluyendo los de turismo social; ha creado producto, ha viajado constantemente fuera del país en labor de promoción y ha sabido hacer política para contener a los enemigos que, sin duda, tiene. Los resultados alcanzados están a la vista y, al igual que el país, la  ciudad de México pasa por un buen momento en su industria de la hospitalidad. Ya veremos si Torruco logra mantener el paso y terminar con el éxito que hoy le acompaña. Esperemos que sí.

 


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